Teníamos ganas de patear para ir localizando las cuevas que no conocemos de la provincia. Me saqué el listado del catastro, y decidimos ir a Piedrasluengas, que es donde más había en un radio cercano (también hay por los pueblos de los alrededores, por si nos fallaba el plan A).
Paco nos indicó el nombre del presidente de la Junta vecinal y fuimos a buscarle. No conocía más que dos de las que aparecen en el libro de Gonzalo. Nos dio las indicaciones y nos fuimos a buscarlas. La primera, la de las Escalerillas (el chico nos decía “escalillas”), remontando el arroyo de Lazán, primero por una pista que sale al lado del pueblo y llegando a un pequeño colladito, siguiendo unas veredas de ganado que nos sitúan en la base de las peñas, en lugar de seguir la pista.
Nos acercamos a las peñas que nos indicó Óscar, y después de dar unas vueltas Carol encontró una boca muy llamativa, que coincide con la referencia de la cueva del Sogoso del libro de Gonzalo (Óscar la llamaba Sojoso). En la boca hay una marca un tanto borrosa que indica SEG 88 ROMANOS. En el interior encontramos, marcados con lápiz, algunos puntos de topo. Podemos seguir algunas de las galerías que aparecen en la topo, pero otras no las encontramos (hay pasos estrechos y no vamos equipados con monos).





Desde lo alto de las peñas localizamos agujeros en las peñas que hay encima de la hoz de Piedrasluengas. Unas enfrente, en la zona más cercana, y otras en el otro lado del río (los altos de Piedrasluengas, zona de la Calera), con unas bocas grandes en algunos casos. También se veía una boca en una peña que hay hacia el Este, ya cerca de Santa María de Redondos.

Nos dirigimos a la zona de la Calera, donde había dos sombras grandes con muy buena pinta. Cogemos el camino que sale un poco antes del aparcamiento del mirador (por donde viene el camino lebaniego) y dando la vuelta a un cerro llegamos a un collado con unos prados. Sumimos un cortafuegos, seguimos la cordal entre escobas y llegamos a la base de las paredes. Un poco más de pateo y encontramos la primera cueva. Entrada interesante, pero no tira más de 10 m. Ya hacía frío, era tarde, el siguiente agujero estaba cerca pero más metido en las paredes, y lo dejamos para otro día.


Una vez abajo, echamos un vistazo a los agujeros del desfiladero. Hay varios al pie de la carretera, pero no tiran. Y algunas bocas colgadas de las paredes a las que habría que acceder con cuerda. Ya nos estábamos marchando cuando vimos una boca bastante grande, que situamos pero no subimos porque estábamos cansados y se hacía tarde.


En resumen: quedan cosas por mirar. Por ejemplo, Millán me había comentado que un amigo suyo le había dicho una vez que había encontrado una cueva de cerca de 3 Km por allí, pero nunca le dijo dónde estaba, porque lo llevaba un poco en secreto, hasta terminar de explorarla. Este chico falleció en un accidente de montaña, así que no hay manera de tener esa información. Carol sin embargo dice que es muy extraño, porque analizando el mapa geológico, el estrato de calizas no es grande, y no debería haber cuevas con mucho desarrollo. Pero nunca se sabe.

En la zona de las Escalillas hay, según el libro de Gonzalo, dos cuevas más, cerquita. Las laderas están pindias, metidas en el bosque y con mucha hoja y rama suelta. Desde lejos se ven algunas bocas, pero metidos en el bosque no, hasta que estás encima. Así que hemos pensado que sería buena idea ir varios y que desde arriba unos guíen a los de abajo con unos talkies hasta las bocas.
